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Ya de por sí soy sensible pero desde que llegó mi hija este feeling aumentó de potencia y más, en ciertas ocasiones, cuando delante de mí aparece una escena que tenga como tema el lazo familiar.
Enumerarlas sería demasiado empalagoso, hasta para mí. Mi nena ha cumplido 8 meses y con ello aumenó sus formas de expresarse. Las sonrisas son más elocuentes, bien dirigidas –casi para todos hay- y se emociona más con algunos miembros de la familia.
Tania está convencida que esa manera de actuar la heredó de mí. Siempre me rayó con eso de que soy un “coqueto, ofrecido y regalado” por el solo hecho de que me gusta sonreir bastante. Culpable. ¿Qué puedo hacer si es mi manera de llevar las relaciones humanas?
Algo que también parece que lo sacó de mí –a menos que la mamá de Tania diga algo al respecto- es la facilidad que tiene para distraerse. Las cosas brillantes, la presencia de alguien, objetos curiosos y nuestra Luna (la gata) son elementos que interrumpe su hora de alimentación o de aseo.
Con los 8 meses también llegó el bautizo. El regocijo es indescriptible. Es una de las tantas cosas que solo se entienden cuando se las viven pero que en todo caso vale la pena compartir. Tania y yo le dimos la vida terrenal, ahora comienza su vida espiritual.
Cada mes, cada día, es algo nuevo. Dalia solo se ocupa por ahora de sonreir y pedir las cosas que le ayudan a hacerlo. Cada vez con más fuerzas para sostenerse de pie. No le falta mucho… ya mismo camina. Su aprendizaje está en la mejor escuela que puede tener: su familia.
La escuela para padres, esa que solo requiere llegar hasta el hogar, es sin duda la mejor a la que he asistido. Si me vuelvo sentimentaloide, ya estoy preparado y consciente… pero todo el sentimiento esta volcado hacia las mujeres de mi vida.
Enumerarlas sería demasiado empalagoso, hasta para mí. Mi nena ha cumplido 8 meses y con ello aumenó sus formas de expresarse. Las sonrisas son más elocuentes, bien dirigidas –casi para todos hay- y se emociona más con algunos miembros de la familia.
Tania está convencida que esa manera de actuar la heredó de mí. Siempre me rayó con eso de que soy un “coqueto, ofrecido y regalado” por el solo hecho de que me gusta sonreir bastante. Culpable. ¿Qué puedo hacer si es mi manera de llevar las relaciones humanas?
Algo que también parece que lo sacó de mí –a menos que la mamá de Tania diga algo al respecto- es la facilidad que tiene para distraerse. Las cosas brillantes, la presencia de alguien, objetos curiosos y nuestra Luna (la gata) son elementos que interrumpe su hora de alimentación o de aseo.
Con los 8 meses también llegó el bautizo. El regocijo es indescriptible. Es una de las tantas cosas que solo se entienden cuando se las viven pero que en todo caso vale la pena compartir. Tania y yo le dimos la vida terrenal, ahora comienza su vida espiritual.
Cada mes, cada día, es algo nuevo. Dalia solo se ocupa por ahora de sonreir y pedir las cosas que le ayudan a hacerlo. Cada vez con más fuerzas para sostenerse de pie. No le falta mucho… ya mismo camina. Su aprendizaje está en la mejor escuela que puede tener: su familia.
La escuela para padres, esa que solo requiere llegar hasta el hogar, es sin duda la mejor a la que he asistido. Si me vuelvo sentimentaloide, ya estoy preparado y consciente… pero todo el sentimiento esta volcado hacia las mujeres de mi vida.
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