Yo lo anuncié. Me dicen que es propio de la edad… Pero no deja de ser hermosamente llamativo. Mi pequeña flor, a sus siete meses, empieza a mostrar sus primeros manifiestos de saber exactamente lo qué quiere.
Ya tiene un lenguaje definido para cada requerimiento. Si está viendo Barney (ese dinosaurio morado al que solo los niños le ven toda la gracia), frunce el ceño si de pronto su personaje desaparece de pantalla.
Es solo una muestra de la atención que pide y se le da… pobre del que aplace o quite uno de sus deseos. Unos cuantos gemidos y un llanto es el llamado para cumplirlos.
No obstante, tampoco se le puede dar todo. Un “No” bien puesto causa el mismo efecto que la ausencia de Barney en pantalla. Los límites comienzan también a definirse.
Siguiendo los lineamientos de los especialistas (a uno le toca informarse en todas las vías posibles) cedimos un poco al hecho de que Dalia duerma en medio de sus padres. En esos ratos, enternece el hecho de que busca acomodarse de mi lado.
Promesa, en el siguiente mes le compro el andador. A mi pequeña ya le urge caminar… y por lo visto le importó un bledo el hecho de que muchos primeros necesitan aprender a gatear.
Mi nena es de la generación del nuevo milenio… crecen más rápido. Hay más elementos que observar y por tanto absorven más conocimiento por minuto y para no perder detalles necesitan movilizarse por sus medios en el menor tiempo posible.
Me pregunto cuánto tardará en pedirme un celular…
Ya tiene un lenguaje definido para cada requerimiento. Si está viendo Barney (ese dinosaurio morado al que solo los niños le ven toda la gracia), frunce el ceño si de pronto su personaje desaparece de pantalla.
Es solo una muestra de la atención que pide y se le da… pobre del que aplace o quite uno de sus deseos. Unos cuantos gemidos y un llanto es el llamado para cumplirlos.
No obstante, tampoco se le puede dar todo. Un “No” bien puesto causa el mismo efecto que la ausencia de Barney en pantalla. Los límites comienzan también a definirse.
Siguiendo los lineamientos de los especialistas (a uno le toca informarse en todas las vías posibles) cedimos un poco al hecho de que Dalia duerma en medio de sus padres. En esos ratos, enternece el hecho de que busca acomodarse de mi lado.
Promesa, en el siguiente mes le compro el andador. A mi pequeña ya le urge caminar… y por lo visto le importó un bledo el hecho de que muchos primeros necesitan aprender a gatear.
Mi nena es de la generación del nuevo milenio… crecen más rápido. Hay más elementos que observar y por tanto absorven más conocimiento por minuto y para no perder detalles necesitan movilizarse por sus medios en el menor tiempo posible.
Me pregunto cuánto tardará en pedirme un celular…
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