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“Soy rebelde porque el mundo me hizo así... porque no sigo a los demás... y es que el mundo no tolera que uno tenga su propia fe” Sería un interesante popurrí, asumiendo que la nueva generación tuvo un grito de oposición en las líricas del grupo RBD.
Por lo que corresponde a Tania y a mí, nuestra manera de crear identidad también va de la mano con el rechazo a los caminos absolutistas decretados por cierta parte de la sociedad.
Hace siglos que la humanidad dejó de ser conformista -aunque mantenga matices de amoralidad-. Así que por rebeldes, no somos originales... esto como para aclarar que el asunto ya está digerido.
No obstante, está en cada quien los modos de expresar su inconformidad por los argumentos de los rebaños. Por mi lado, esta situación se presentó mediante una interpretación fría de lo que para otros resultaba divertido en los ratos de juegos infantiles. En el caso de mi esposa, estuvo manifiesto desde temprana edad, según mi suegra.
Dalia es bastante engreída de varios miembros de las familias Guerrero y González. Pero hay una particularidad que, opinan muchos, le permitirá establecer límites llegado el momento de manifestar sus intereses.
Tiene más de un año y no coge el biberón, con el cual está divorciado después de su primer mes de vida. Prefiere agarrar la tapa del envase como si fuese un vaso para tomar los líquidos... pero el biberón no lo toca ni porque parezca juguete.
“Será bastante independiente”, dicen quienes supieron del asunto. Ya de por sí da balbuceos fuertes cuando algo molesta o molestó... casi como si se estuviera quejando.
La incógnita está en como lo manifestará en algunos años más. No conozco mucho de la infancia de mi esposa... pero, si debo empezar desde cuando la conocí y mis experiencias en los casi 33 años que llevo en el planeta, será un dulce reto educar al espíritu rebelde de mi florecita.
Lo importante es que se sepa expresar con argumentos y no con intrasigencias, con educación y no con caprichos, anteponiendo el respeto al interés personal.
Después de todo, de rebeldes está hecho el mundo pero solo los más nobles y cercanos a Dios tienen el éxito individual en sus manos sabiendo, además, trabajar en familia y en equipo.
Sé que sus letras son cuestionables... pero Lucho Rueda tiene razón en decir que no se hace ningún daño “queriendo vivir fuera del rebaño”.
Admito que también depende del pastor.
Por lo que corresponde a Tania y a mí, nuestra manera de crear identidad también va de la mano con el rechazo a los caminos absolutistas decretados por cierta parte de la sociedad.
Hace siglos que la humanidad dejó de ser conformista -aunque mantenga matices de amoralidad-. Así que por rebeldes, no somos originales... esto como para aclarar que el asunto ya está digerido.
No obstante, está en cada quien los modos de expresar su inconformidad por los argumentos de los rebaños. Por mi lado, esta situación se presentó mediante una interpretación fría de lo que para otros resultaba divertido en los ratos de juegos infantiles. En el caso de mi esposa, estuvo manifiesto desde temprana edad, según mi suegra.
Dalia es bastante engreída de varios miembros de las familias Guerrero y González. Pero hay una particularidad que, opinan muchos, le permitirá establecer límites llegado el momento de manifestar sus intereses.
Tiene más de un año y no coge el biberón, con el cual está divorciado después de su primer mes de vida. Prefiere agarrar la tapa del envase como si fuese un vaso para tomar los líquidos... pero el biberón no lo toca ni porque parezca juguete.
“Será bastante independiente”, dicen quienes supieron del asunto. Ya de por sí da balbuceos fuertes cuando algo molesta o molestó... casi como si se estuviera quejando.
La incógnita está en como lo manifestará en algunos años más. No conozco mucho de la infancia de mi esposa... pero, si debo empezar desde cuando la conocí y mis experiencias en los casi 33 años que llevo en el planeta, será un dulce reto educar al espíritu rebelde de mi florecita.
Lo importante es que se sepa expresar con argumentos y no con intrasigencias, con educación y no con caprichos, anteponiendo el respeto al interés personal.
Después de todo, de rebeldes está hecho el mundo pero solo los más nobles y cercanos a Dios tienen el éxito individual en sus manos sabiendo, además, trabajar en familia y en equipo.
Sé que sus letras son cuestionables... pero Lucho Rueda tiene razón en decir que no se hace ningún daño “queriendo vivir fuera del rebaño”.
Admito que también depende del pastor.
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