jueves, 22 de julio de 2010

Minutos



15:20. Regresaba de una cobertura en uno de los vehículos del trabajo. Timbró mi celular, el identificador de llamadas de alguna manera me previno de lo que podría pasar. Gracias a la maravilla tecnológica del internet estaba al descubierto una maniobra... consensuada, socializada y bien intencionada, mía y de otros. Mas hubo gente que no lo interpretó así y quería avisar sobre su inconformidad.
16:30 Compartía los hechos con quien tengo la certeza de que tiene la capacidad de dar una sugerencia calculada. Sin embargo obvié que mi fuente había pasado por un día difícil. A lo mejor tenía la mente saturada de problemas, a lo mejor no... Sin embargo su última sugerencia estaba acorde con lo que pensaba hacer al respecto de aquel inconforme y, por tanto, siento que por ello la medida era solo mía... y lo hice, con todas las consecuencias bien previstas.
17:35 Regresaba a mi hogar. En el camino, me puse a reflexionar sobre lo sucedido. Lo primero que se venía a mi mente era que en días anteriores me había autocomprometido (si cabe ese término) a ignorar ciertos hechos en bienestar del inconforme. Si bien las cosas no salieron como planeé, el terremoto de las 15:20 no había dolido en absoluto. No hace mucho pasé por un problema bastante fuerte que me obligó a llorar tanto que mis ojos se secaron...
18:25 Compartía el asunto en el MSN y al mismo tiempo recibía consuelo de las personas que más amo. Buscaba a alguien que se aprovechó de la socializada y bien intencionada maniobra para esparcir ponzoña mediante llamadas telefónicas. Al final decidí que el mejor castigo para gente mediocre es dejar que sigan viviendo en su veneno.
23:10 Se me notificaba que la susodicha persona ponzoñosa me había convertido en el tema de conversión del día junto a quienes consensuamos la iniciativa sin intenciones de daños a terceros. Se me advirtió además que no tome retaliaciones apresuradas y que mejor se conversaba al día siguiente... no obstante puse un comentario en mi Facebook... de esos que no dicen nombre pero que tienen la medida justa para que le calce solo a una persona.
00:00 Empezaba a sentirme mal. Recibí más presión, exploté... tal vez me lo busqué pero ya no quería formar parte de un círculo que terminó de cerrarse al filo de la medianoche. Estaba rodeado por cuatro paredes. Quise derribar un muro a patadas... inútil tarea, apenas si desfogué lo que sentía... luego la calma, fue la última réplica del día de aquel terremoto.
08:00 Camino al trabajo... me pregunté si habría más réplicas e intenté buscar respuesta en cada cuadra de mi recorrido. Ya estaba calmado, aparentemente no puede pasar nada peor a lo que provocó la sequía de mis ojos.
09:23 Quedo a la espera de que el reflejo de lo que siento no sea una bomba tectónica.

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