
"Padres
idiotas".
Un
comentario que
escuché
sobre la noticia del joven de 12 años
que se suicidó al no querer enfrentar el problema de sus bajas
calificaciones en el colegio. Ocurrió en el cantón La Libertad.
Vaya
que dolió... Tanto la noticia como la frase.
Casualmente,
esta mañana tuve una conversación seria con mi pequeña hija. Supe
que está preocupada que yo fuera considerar el suicidio frente a mis
problemas... Ha visto tanto de eso en las noticias.
Me
confesé con ella para que entendiera porqué el atentar contra mi
vida no está entre mis opciones para enfrentar una situación
difícil.
“A
mis 15 años, intenté suicidarme”, le dije.
Obvio
se impactó. Su mirada me lo dijo... Le tuve que contar los
pormenores de aquello y que tuvo mucho de parecido con el caso
ocurrido en La Libertad.
Fue
una época difícil en la que no aceptaba la paradoja de que pese a
mi inteligencia y afición por los libros, tenía un desempeño
deficiente en el colegio. Mi padre era muy severo en cuanto a
castigos... Y no estaba dispuesto a soportar uno más.
Tomé
una botella de insecticida y tragué algo de su contenido. Hasta hoy,
todavía se me amarga el paladar al recordar ese episodio. Para mi
fortuna, aquel compuesto químico no era mortal pero sí tóxico. A
los pocos minutos vomité... Me llevaron al hospital donde un lavado
estomacal y un suero me dieron una segunda oportunidad.
Al
día siguiente, mi padre averiguó el porqué lo hice. Fue la primera
vez que lo vi llorar... Yo lo abracé... Ya no importaba de quién
fuera la culpa.
Durante
aquella semana, recibí las visitas de miembros de mi familia. En la
memoria se me quedaron las charlas con dos de mis tías. Una me dijo
que de haber tenido un hijo varón, le hubiese gustado alguien como
yo... Otra, me hizo notar que no podía irme de este mundo por
decisión propia, que tengo una misión importante que cumplir y mi
vida no puede acabar sin completar la tarea.
“Ahora
sé que esa misión eres tú”, le dije a mi pequeña hija. “A mis
15 años jamás podría haber imaginado que sería el padre de una
niña tan bella, inteligente, disciplinada y amable como tú... Y no
pienso irme de este mundo hasta asegurar que te conviertas en una
excelente mujer”.
Le
aconsejé que esté atenta porque en la adolescencia tendrá que
tomar decisiones importantes pero que siempre tenga la certeza de que
puede solucionar cualquier problema que se ponga en frente y que sus
padres estaremos ahí por si nos requiere como apoyo.
Mi
padres cometieron errores pero eso no los vuelve idiotas... Al
final, me dieron lo que necesité.
Yo los recuerdo por lo que hicieron bien...
Y
así quiero que me recuerde mi hija.



