viernes, 5 de octubre de 2018

La misión


"Padres idiotas".
Un comentario que escuché sobre la noticia del joven de 12 años que se suicidó al no querer enfrentar el problema de sus bajas calificaciones en el colegio. Ocurrió en el cantón La Libertad.
Vaya que dolió... Tanto la noticia como la frase.
Casualmente, esta mañana tuve una conversación seria con mi pequeña hija. Supe que está preocupada que yo fuera considerar el suicidio frente a mis problemas... Ha visto tanto de eso en las noticias.
Me confesé con ella para que entendiera porqué el atentar contra mi vida no está entre mis opciones para enfrentar una situación difícil.
A mis 15 años, intenté suicidarme”, le dije.
Obvio se impactó. Su mirada me lo dijo... Le tuve que contar los pormenores de aquello y que tuvo mucho de parecido con el caso ocurrido en La Libertad.
Fue una época difícil en la que no aceptaba la paradoja de que pese a mi inteligencia y afición por los libros, tenía un desempeño deficiente en el colegio. Mi padre era muy severo en cuanto a castigos... Y no estaba dispuesto a soportar uno más.
Tomé una botella de insecticida y tragué algo de su contenido. Hasta hoy, todavía se me amarga el paladar al recordar ese episodio. Para mi fortuna, aquel compuesto químico no era mortal pero sí tóxico. A los pocos minutos vomité... Me llevaron al hospital donde un lavado estomacal y un suero me dieron una segunda oportunidad.
Al día siguiente, mi padre averiguó el porqué lo hice. Fue la primera vez que lo vi llorar... Yo lo abracé... Ya no importaba de quién fuera la culpa.
Durante aquella semana, recibí las visitas de miembros de mi familia. En la memoria se me quedaron las charlas con dos de mis tías. Una me dijo que de haber tenido un hijo varón, le hubiese gustado alguien como yo... Otra, me hizo notar que no podía irme de este mundo por decisión propia, que tengo una misión importante que cumplir y mi vida no puede acabar sin completar la tarea.
Ahora sé que esa misión eres tú”, le dije a mi pequeña hija. “A mis 15 años jamás podría haber imaginado que sería el padre de una niña tan bella, inteligente, disciplinada y amable como tú... Y no pienso irme de este mundo hasta asegurar que te conviertas en una excelente mujer”.
Le aconsejé que esté atenta porque en la adolescencia tendrá que tomar decisiones importantes pero que siempre tenga la certeza de que puede solucionar cualquier problema que se ponga en frente y que sus padres estaremos ahí por si nos requiere como apoyo.
Mi padres cometieron errores pero eso no los vuelve idiotas... Al final, me dieron lo que necesité. Yo los recuerdo por lo que hicieron bien...
Y así quiero que me recuerde mi hija.

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