jueves, 3 de marzo de 2011

Amistad con amor



¿Es factible esa fórmula? ¿Amar a un amigo? ¿A una amiga?
Siendo justos, no se puede encerrar ambos conceptos (amor y amistad) en un par de párrafos.
Según la popular Wikipedia, tan presta para estas trivialidades, amor es “un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista”. Mientras que amistad es “una relación afectiva entre dos o más personas”.
Afinidad y afecto... no creo que sea tan sencillo.
Buscar en Google “amor” genera 364.000.000 resultados mientras que “amistad”, 54.900.000... “amor y amistad”: 2.970.000. Pareciera que ambos conceptos, juntos, son menos populares que cada uno por su cuenta. “Será por lo conflictivo de fusionar ambos sentimientos”, me dijeron por ahí.
Pero eso no contesta mis preguntas.
Una antigua conocida me dijo una vez, en medio de un silencio que armoniosamente transcurría entre los dos, “te amo”. Aquello me tomó por sorpresa. “Creí que solo éramos amigos”, le dije. Ella no era fea sino que más bien, y por el contrario, tenía sus encantos.
“No confundas, dije que te amo pero no que estoy enamorada de ti”, me replicó. Punto para ella...
La sociedad forma tanto conceptos del amor, entre cuñas publicitarias y manoseo de la palabra, que, a través de las últimas generaciones, ha transmitido un mensaje erróneo del vocablo; casi siempre endosándolo al sexo... o por lo menos al contacto físico.
“¿No sabías que a un amigo se lo puede amar?”, continuó aquella joven. Desde ese día, una vez asimilado la diferencia entre ambos estados del espíritu (amor y amistad) me convertí en fiel creyente del concepto de mi ilustre conocida.
Pese a lo mucho que me gustó, no hubo como decirle “te amo” a una amistad en el corto y mediano plazo. No porque me importara la condición de varón o mujer sino porque no sentía ese grado de afinidad y afecto con algunos de mis amigos.
Pero eventualmente, hubo alguien... mi esposa cree que fue un error hacércelo saber porque se dio alas a otra situación. El tiempo, a lo mejor, ayudó a la evolución.
Sería hipócrita si digo que todo transcurrió delante de mí sin que me percatase de ello... pero sencillamente me negaba a asimilar que la teoría en la que creí por mucho tiempo se venía abajo.
Egoísta... ¿verdad?
En fin, todo se redujo a una cortina negra sobre la “amistad amada”. Si bien he pensado en el asunto, no había tenido ganas de saber de esa persona... hasta ahora. Mi amante esposa, buscando un dibujo para sus trabajos manuales, se topó con mis recuerdos de esa amistad sobre el armario. Vio todo y leyó todo.
Pero no hizo más que mencionarlo... apenas sí dijo que sintió algo de celos pero nada más. Y mientras yo quedé con interrogantes en la cabeza... esperando que esa persona esté mejor que cuando tuve que decirle adiós.
La hipótesis de amistad con amor es válida... pero, por lo visto, no tengo con quien demostrarla.

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