
00:30… creo, es una hora estimada. Aún estaba despierto y algo me impulsó a girar la cabeza y vi a Tania que permanecía quieta y semi levantada, observando a Dalia desde la cama. La cuna de la nena está a un lado de nosotros –he visto que muchos padres primerizos hacen eso, si no son todos-. Mi esposa solo miraba… o eso parecía.
Luego se levantó y metió los brazos en la cuna. Dalia emitió un gemido, el que muchos usan para pedir un poco más de sueño, pero siguió dormida. Tania regresó a la cama y entonces notó que tenía un espectador.
Inquirí si pasaba algo con la bebé y me respondió que Dalia estaba con una mano que casi le tapaba la nariz. “En los primeros seis meses hay que tener cuidado, ellos mismos se pueden ahogar. Acomodé la mano”, me explicó.
¿Pero cómo sabía que Dalia estaba en esa situación?. “Eso es algo que puede presentarse en cualquier momento. ¿Cómo sabías que debías levantarte?”, le dije. “Es uno de esos privilegios de ser madre”, me respondió.
Un privilegio… Debo admitir que eso me causó una sana envidia y me quedé despierto con un deseo interno de que se presentara en mí. Quería asegurarme que mi nena estaba bien. Lanzó un suspiro. Quedé tranquilo pero no satisfecho.
Es lo que algunos llaman intuición materna… exclusividad de madre, de mujer, como dice la colombiana Shakira en una de sus canciones. Aunque a veces suele desbordarse al punto de no dejar que los seres queridos hagan algo en lo que, en la mayoría de predicciones acertadas, puede hacerles daño.
Nunca di importancia a las sanas e importantes advertencias de mi madre durante el oscurantismo de mi adolescencia… y vaya que debí hacerlo aunque –útilmente- me han dejado experiencias con moraleja incluida.
De adulto, no crei que hiciera falta en mi persona –básicamente me guío por valores familiares y profesionales-. Sin embargo, siendo padre, sí me gustaría obtener ese privilegio.
¿Qué más lindo que saber el instante preciso en que ese pedacito de humanidad nacido de uno necesita de ti? Estoy y estaré al pendiente de Dalia, siempre… Pero la intuición de madre es solo de ellas. Los padres somos más pragmáticos, fuente de valores me han dicho los docentes.
Tengo mi propia conexión paterna… pero nada supera a la intuición.
Luego se levantó y metió los brazos en la cuna. Dalia emitió un gemido, el que muchos usan para pedir un poco más de sueño, pero siguió dormida. Tania regresó a la cama y entonces notó que tenía un espectador.
Inquirí si pasaba algo con la bebé y me respondió que Dalia estaba con una mano que casi le tapaba la nariz. “En los primeros seis meses hay que tener cuidado, ellos mismos se pueden ahogar. Acomodé la mano”, me explicó.
¿Pero cómo sabía que Dalia estaba en esa situación?. “Eso es algo que puede presentarse en cualquier momento. ¿Cómo sabías que debías levantarte?”, le dije. “Es uno de esos privilegios de ser madre”, me respondió.
Un privilegio… Debo admitir que eso me causó una sana envidia y me quedé despierto con un deseo interno de que se presentara en mí. Quería asegurarme que mi nena estaba bien. Lanzó un suspiro. Quedé tranquilo pero no satisfecho.
Es lo que algunos llaman intuición materna… exclusividad de madre, de mujer, como dice la colombiana Shakira en una de sus canciones. Aunque a veces suele desbordarse al punto de no dejar que los seres queridos hagan algo en lo que, en la mayoría de predicciones acertadas, puede hacerles daño.
Nunca di importancia a las sanas e importantes advertencias de mi madre durante el oscurantismo de mi adolescencia… y vaya que debí hacerlo aunque –útilmente- me han dejado experiencias con moraleja incluida.
De adulto, no crei que hiciera falta en mi persona –básicamente me guío por valores familiares y profesionales-. Sin embargo, siendo padre, sí me gustaría obtener ese privilegio.
¿Qué más lindo que saber el instante preciso en que ese pedacito de humanidad nacido de uno necesita de ti? Estoy y estaré al pendiente de Dalia, siempre… Pero la intuición de madre es solo de ellas. Los padres somos más pragmáticos, fuente de valores me han dicho los docentes.
Tengo mi propia conexión paterna… pero nada supera a la intuición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario