
Yo sé que en la edad que tiene solo necesita algunas atenciones básicas (comida, aseo y sueño), además de las denominadas estimulaciones tempranas, pero hay ocasiones en que Dalia sale con el ánimo de no dormir temprano y permanecer en el paseo del brazo por horas.
Anoche mi esposa llegó al límite de su resistencia física y con una visible frustración se hechó en la cama con su hija para observarla y tratar de obtener una respuesta al porqué de ese insomio. Solo funcionaba eso: el brazo o la compañía en la cama. Tuve que relevarla de la tarea –para ella los deberes de esposa y madre tienen una escuela en donde la abnegación está por sobre todo- y prácticamente le exigí que se acostara en la hamaca, coma canguil, tome jugo y vea CSI Las Vegas.
Cuando pudo relajarse le pregunté porqué no me pidió ayuda. “No quería interrumpir, quedas ahí tan relajado viendo TV”, contestó. El que esté en modalidad pasiva, no quiere decir que no me moveré si algo está mal. Llegamos al acuerdo de que si necesita descansar, no dude en hacerlo saber.
Cuando me dijo que no debía agradecer por su atención, le afirmé también que me gusta corresponder a favores y, en la medida de mis capacidades, ser acomedido. Sé que esas ideas fueron inculcadas por su madre –una de tantas diferencias entre su cuna y la mía-. ¿Quién dijo que agua y aceite no pueden mezclarse?
Solo es cuestión de vocación y ánimo.
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