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Tiempo de reflexión... ¿Cuáles momentos deben considerarse como tales?
¿Se los escoge? ¿Tenemos derecho entonces a ser irreflexivos en alguna ocasión?
Año tras año es la misma frase publicitaria repetida hasta el insulto en los medios de comunicación.
Pero no soy quién para venir a dar clases de moral... estoy seguro que nadie sobre esta tierra.
Es loable el intento de serlo. Pese a que lo decente es tener solo una oportunidad, lo que más tenemos es eso, y con infinita misercordia. Muchas piedras, muchas lecciones.
Tropezamos, nos levantamos... por lo menos habemos quienes no nos gusta permanecer en el suelo. Empero, mientras más fuerte intenta volverse uno, mayor es la prueba para verificar el temple del espíritu.
He fallado y en más de una ocasión. Lo que es peor es que, si de gremio se tratara, no estoy solo.
¿Y quién nos dice, en acto flagrante, que estamos mal? ¿La voz de la conciencia es menos que cualquiera de estos momentos?
Sí, por lo menos, me gustaría ver cuántos se conmueven si agreden a un ser humano, si los castigan inmisericordemente, sin más pecado que el no estar de acuerdo con un sistema.
Aunque sea por una ficción que refleje ello... Una que a través del mar de mis ojos, jugó con mis lentes y el brillo de una pequeña bombilla y formó un halo de luz sobre la imagen de quien interpretaba a aquel humilde carpintero de Galilea, bañado en sangre y lleno de laceraciones, camino al Gólgota.
No, no es la primera vez que veo la película y las lágrimas son menos que originales. Lo que incomoda es que en cada ocasión tengo muchos motivos para ponerme triste.
Duele más siendo padre... ¿Quién sería capaz de sacrificar su idea feliz por salvar a muchos que quizás ni se enteran de la acción?
Un doble dolor. Por un lado, alguien pagó el precio de nuestros pecados. Fue capaz de soportar una castigo infrahumano por nosotros. Por otro, en medio de la vanidad, la humanidad parece cada vez menos dispuesta a reconocer las fallas y cambiar su modo de vivir.
Credos por aquí, religiones por allá... todos pregonando su verdad, perdón, interpretación de la Biblia. Cada grupo nació de la percepción de una sola persona.
El mensaje fue tan simple: “Amaos los unos a los otros, como yo los he amado”... pero, ¿qué tanto nos deja cumplir esto el orgullo y otras superficialidades?
Nos podemos equivocar... somos humanos... y así mismo, hay que saber perdonar.
Es el amor que damos, lo que al final cuenta.
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