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“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño.” 1 Corintios 13:11
Ese capítulo de las cartas de Pablo, en la Biblia, es como mi emblema. Sin embargo, no viene mal alimentar de vez en cuando a ese pequeño que muchos llevamos dentro... me atrevería a decir que todos pero la verdad no comulgo con el absolutismo.
¿Por qué no? ¿Acaso no debemos convertirnos en un infante cuando se juega con los hijos? ¿Acaso no hacemos bromas un tanto inmaduras para relajarnos? ¿Acaso no abrazamos a nuestros padres con la misma fuerza que cuando eramos pequeños?
No dejamos de ser niños, solo lo dormimos para asumir nuevos retos y responsabilidades y lo despertamos cada vez que queremos olvidar que hay un entorno que nos exige con vehemencia “que nos portemos como adultos”.
Paradójicamente, de niños buscamos ser adultos, ansiamos crecer y dar órdenes, independizarnos... utópico, siempre de algo seremos dependientes. Hasta algunos niños están obligados a hacerse adultos si su condición social así lo ¿exige?
Y puede que hasta que nazcan siendo tales. Tiempo de la anécdota: Me cuenta mi esposa que durante una diligencia en un centro comercial, Dalia había armado una pequeña figura con bloques la cual fue derribada por una niña. Mi pequeña hizo un gesto de furia contenida... pero no lloró. Sin embargo fue hasta la desconocida y la abrazó para luego, y al mejor estilo de la lucha libre, la derribó.
“Sigue nomás dejándola ver tus programas y juegos de Play”, me dijo Tania. Habrá que guiarla, desde luego, pero a mi parecer actuó en defensa propia.
Hay un tiempo en que no miden las consecuencias de sus acciones pero saben por qué lo hacen... se habla por experiencia, desde luego. Hasta cierto punto se extraña esa impunidad.
No es válido asesinar al infante interior y menos a punta de materialismo. Son nuestras bases, todo lo que se aprende en esta edad de alguna manera nos invita a la reflexión de los valores inculcados -sea por la vía que sea-.
Después de todo, es una herramienta útil para poder entender a las nuevas generaciones y transmitir lo bueno que conocemos.
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